miércoles, 23 de noviembre de 2005

Tierra y lágrimas de carbón

"Mañana te paso a buscar tengo que hablar con vos. Pero no esperes que te diga nada, solo quiero arrepentirme cuándo empiece a atravesarme tu mirada..."


Tierra húmeda con lágrimas de carbón, la felicidad daba sus primeros síntomas


Las manos ya gastadas no se rendían. Sus palmas casi arenosas percutían sobre el parche curtido del tambor para dar pie a las primeras notas de una guitarra desafinada. Las voces bailaban unas con otras formando figuras en los pensamientos de dos o tres personas que sin querer no podían desprenderse de la música. La tarde ya daba sus últimas muecas a lo lejos y poco a poco le cedía le paso a la imponente luna que pronto sería la principal atracción. A lo lejos un joven trataba de vencer sus miedos para acariciarle la mano a una mulata que sentada a su lado no perdía de vista la música que los invadía. Igualmente todos sabían para cuando la luna se empiece a llevar los aplausos el beso se consumaría.
Más allá atrás del sauce dos niños correteaban y jugaban a tirarse con ramitas, aunque cada tanto quedaban hipnotizados con la voz de los charangos. Ya las estrellas se habían multiplicado y daban un increíble espectáculo en el cielo que celaban a las nubes del día.
La gente se conocía, era hermoso ese sentimiento que mojaba el aire. Aunque quizá algunos se habían visto jamás, la alegría los presentaba y la música los invitaba a bailar aunque sea con las miradas...

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