sábado, 19 de noviembre de 2005

Salva pantallas

"Cada tanto juego a perder las frases que solías regalarme. Igual éste estado de desorden calamitoso suele gobernarme no mucho más de dos días hasta que al fin vuelvo a caer en el castigo del recuerdo..."


Noche rodeada de imaginarias estrellas en éste cielo oscuro de ciudad, solamente se encontraba frente a él un ramo de rosas que nunca llegó a entregar. ¿Cómo podía haberlo imaginado, qué justo aquel día iba a ser? Sus lágrimas caían cargadas de pesados recuerdos gusto a helado de frambuesa y los tacones de sus zapatos no paraban de hacer sonar las baldosas cluecas de la cuadra. Su paso cada vez mas retraído era acompañado por una respiración de resignación. Dejaba caer pétalo por pétalo casi sin darse cuenta, hasta que su mano, dando un paso en falso bien pensado, dejó caer los restos.
¿Cómo iba a suponer que la luna estaría tan llena para dejarlo al descubierto en su reflejo?
Ahí se encontraba él, con los sentimientos pudorosamente desnudos despilfarrados por el barrio. Y allí tan lejos, como nunca lo fue una esquina, la causa de tal desazón.

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